La FIFA ha sido objeto de críticas por parte de 106 futbolistas profesionales de 24 países, quienes han solicitado al presidente Gianni Infantino que la institución rompa su acuerdo de patrocinio con la petrolera saudí Aramco. En una carta conjunta, las jugadoras denunciaron que Arabia Saudita „pisotea los derechos de las mujeres y la comunidad LGBTQ+“, exigiendo una acción concreta por parte del máximo organismo del futbol mundial.
La diversidad geográfica de las firmantes resalta la universalidad de la demanda, con deportistas que militan en ligas de Estados Unidos, Inglaterra, Italia, Alemania, Australia y Países Bajos. Este llamado a la acción subraya la importancia de los valores de igualdad y respeto por los derechos humanos que la FIFA debería promover en todas sus acciones.
En respuesta a estas críticas, un portavoz de la FIFA defendió la asociación con Aramco y otros socios comerciales, argumentando que estos acuerdos contribuyen al desarrollo del futbol femenino y al crecimiento del deporte en general. La organización se define como „inclusiva“ y destaca que los ingresos de los patrocinadores se reinvierten en el juego a todos los niveles, incluyendo el futbol femenino.
La postura de la FIFA ha generado un debate sobre la ética en el deporte y la responsabilidad de las organizaciones deportivas en la promoción de valores universales. Mientras algunos argumentan que los acuerdos comerciales son necesarios para el crecimiento y la sostenibilidad del deporte, otros sostienen que las instituciones deportivas deben ser coherentes con sus principios y no asociarse con entidades que violen los derechos humanos.
Este conflicto entre intereses comerciales y valores éticos no es nuevo en el mundo del deporte, pero la presión de las futbolistas profesionales y la atención mediática que ha generado esta carta podrían llevar a la FIFA a reconsiderar su postura. La transparencia y la coherencia en las acciones de las organizaciones deportivas son fundamentales para mantener la confianza de los aficionados y para promover un deporte inclusivo y respetuoso.
En última instancia, la decisión de la FIFA sobre su acuerdo de patrocinio con Aramco tendrá repercusiones más allá del mundo del futbol. Será un indicador de la importancia que la organización otorga a los valores éticos y a la defensa de los derechos humanos en todas sus actividades. La presión de las futbolistas profesionales y de la opinión pública podría ser determinante en el rumbo que tome esta controversia en los próximos meses.