La sequía en Ibiza este año está teniendo un impacto sin precedentes en los pozos de la isla, y las consecuencias son alarmantes. Los técnicos encargados del mantenimiento de los motores que bombean el agua desde los depósitos subterráneos han experimentado un aumento significativo en la demanda de sus servicios durante este verano.
Toni Bestard, un técnico con más de 20 años de experiencia en el campo, ha notado este aumento en su carga de trabajo. Según él, el volumen de trabajo ha aumentado entre un 20 % y un 30 %, principalmente debido a las numerosas intervenciones para bajar el nivel de las bombas en los pozos. Esta tarea se ha vuelto frecuente en este periodo de sequía, como lo demuestra el caso de la finca de Can Puvil en Sant Josep, donde la bomba tuvo que ser bajada 15 metros adicionales para garantizar el riego.
Marina Cardona, responsable de la finca, lamenta las consecuencias de la falta de riego debido a las fallas en la bomba, que resultaron en la pérdida de una cosecha de pimientos y alcachofas. Este escenario se repite en otras zonas de la isla, como S’Argamassa, donde los propietarios también han tenido que recurrir a la bajada del nivel de los motores en sus pozos para solucionar problemas de suministro de agua.
Bestard destaca que la situación en Ibiza es cada vez más preocupante, con pozos que se están secando por completo y una bajada del nivel freático que se extiende a áreas del norte de la isla donde antes no se había visto. El técnico advierte sobre los riesgos asociados con la sobreexplotación de los recursos hídricos y la falta de lluvias, que podrían dejar a la isla en una situación crítica si no se toman medidas urgentes.
En cuanto a las posibles soluciones, Bestard aboga por un mayor uso de agua desalada, especialmente para llenar piscinas y abastecer camiones cisterna durante el invierno. También advierte sobre los riesgos de la bajada continua del nivel de las bombas en los pozos, que podría afectar la calidad del agua debido a la contaminación por nitratos o filtraciones de agua salada.
Este año ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de Ibiza frente a la sequía y la necesidad de encontrar soluciones sostenibles para la gestión del agua. Las palabras de Bestard son una llamada a la acción en un momento en que el equilibrio hídrico de la isla pende de un hilo. La situación actual requiere una respuesta urgente y coordinada para garantizar un suministro de agua seguro y sostenible para todos los habitantes de la isla.